KILÓMETRO CERO
Gipuzkoa se volcó con su Clásica
BENITO URRABURU
Saunier Duval tiene una fijación, deportiva, por la
Clásica de San Sebastián, una prueba que preparan
a conciencia. Saben la importancia que la carrera tiene a
nivel internacional y también cómo hay que correrla,
dónde se decide. La llevan ganadondo dos años
seguidos. El único problema es que cada corredor que
la gana acaba firmando un contrato mejor por otro equipo y
se marcha.
Había miedo en esta ocasión por la ausencia
de algunos nombres, pero como sucede casi siempre, las carreras
las hacen los hombres, o las mujeres, no los nombres, que
suelen ser, en muchas ocasiones, elementos decorativos. La
Clásica de San Sebastián es grande porque tiene
todos los ingredientes necesarios para serlo y eso se vé
en la carretera donde se busca el triunfo, se ponen los medios,
por parte de muchos equipos, para poder ganarla.
Saunier Duval se lo ha llevado todo pero ha habido otros
equipos que se han dejado ver, como Euskaltel-Euskadi, siempre
presente, con Roberto Laiseka y Haimar Zubeldia en los puestos
de cabeza. Ese nivel que han conseguido en varios momentos
de la temporada es lo que les debe de devolver a subir algunos
peldaños en el concierto internacional. Con un calendario
que durante el mes de agosto está resultando demencial,
el esfuerzo de los equipos por atender varios frentes se está
notando.
Si hasta ahora mandaba el Tour de Francia, ahora parece que
la Vuelta a Alemania busca nueva ubicación, lo que
termina repercutiendo en otras pruebas. La Clásica
de San Sebastián nació para lo que está,
para ser una de las grandes del ciclismo mundial en carreras
de un día en la segunda parte de la temporada, no para
otra cosa. Los corredores se encargaron de demostrarlo en
la carretera, lo mismo que los miles de aficionados que la
vieron. Gipuzkoa se volcó, una vez más, con
su carrera a lo grande.
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