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Voces populares y consagradas, unidas en el himno de Tolosa
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Cultura

Voces populares y consagradas, unidas en el himno de Tolosa

La lluvia obligó a trasladar al Leidor el concierto Tolosa Kantuan Se colocó además una pantalla gigante en el renovado Tinglado

EMECÉ

Domingo, 17 de septiembre 2006, 02:00

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TOLOSA. DV. Se habían concitado tantos esfuerzos e ilusiones que no se podía permitir que la lluvia, ese sudario que reverdece nuestros campos y empapa con peculiar sentido histórico a ama lur, y otros inconvenientes no pudieron impedir que tuviera lugar el hermoso broche final con el que ayer se cerraron las efemérides festivas del 750 aniversario de la carta puebla que otorgó naturaleza social a la villa de Tolosa.

Si el canto coral es un sustrato identificativo de nuestra tierra, en la centenaria villa foral se enseñorea de una forma peculiar y con dimensión internacional. El ser tolosarra es la suma de muchos impulsos donde la música y la alegría tienen sedes de cátedra.

El concierto titulado Tolosa Kantuan impulsado por el Tolosako Orfeoia y previsto inicialmente en la Plaza de Euskal Erria (otrora genuina y evocadora Plaza de la Justicia), tras la decisión de los organizadores y los responsables técnicos, tomada a mediodía, tuvo que trasladarse, dada la inclemencia atmosférica, al nuevo Leidor, para acoger, principalmente, a todos los intérpretes, entre los que estaban 750 voces, populares (Sarah Croft Arteta también intervino) y consagradas, que dieron impactante cuenta de la interpretación del himno del 750 aniversario, compuesto por el director musical tolosarra Enrique Ugarte, con letra de Karlos Linazasoro. Una pantalla gigante instalada en el remozado Tinglado -ágora de encuentros sociales de todo tipo- permitió que, a cubierto, se pudiera disfrutar del concierto, contando con la presencia de las autoridades compartieron el evento con quienes no entraron en el Leidor.

De esta forma Tolosa, una vez más, mostraba cómo la unión de voluntades, en consuno, es capaz de solventar dificultades, algunas no esperadas, y dar satisfacción a cuantos tienen la predisposición de dar lo mejor por su pueblo. Hermoso ejemplo a tomar.

El Tolosako Orfeoia fue el principal intérprete de la velada bajo la rectoría de su fino director Ignacio Ruiz de Alegría (Jimmy para sus muchos amigos), al frente de una orquesta bien entramada cual es la sinfónica Concerto, iniciándose con la obra Zortziko de San Juan, del citado Ugarte, quien dirigió la obra, y texto de José María Iturrarlde. El coro, iluminado no con bondad, se mostró siempre entregado, cuidadoso en las modulaciones y feliz de poder ofrecer un trabajo preparado con tanta ilusión.

El gasteiztarra Gorka Knörr, curtido trovador en sensibilidades sociales, con su peculiar voz de frescura varonil, al estilo de marinos en tabernas a pie de puerto, cantó Tirikitrauki dando una especial sensación de cercanía.

Conocer a Josean Larrañaga, Urko en el mundo del pentagrama, es palpar las permanentes vivencias de un poeta, de un bardo donostiarra, de impactante dimensión humana. De él fue la preciosa interpretación de Maite, Maite, que tantos recuerdos hacen aflorar de otros tiempos y tantas esperanzas a futuro se concitan en los pulsos.

En esta entrañable fiesta popular -nunca mejor dicho- no podía faltar quien en la actualidad es su hija de mayor dimensión internacional, la soprano Ainhoa Arteta, la niña de Esther y de José Ramón, que alteró su compleja agenda artística para compartir, como no podía ser de otra forma, con su gente, con sus amigos de infancia y con el sentir de su pueblo, tan esperado e importante momento, incluso ofreciendo aportación económica. La hermosura de su voz cautivó en Tolosa Maitea, obra compuesta para la ocasión por Enrique Ugarte con texto de Peio Zabala, y puso más de una lágrima en la preciosidad del Artxuoa seaskan.

Los aplausos -siempre sentidos y atronadores- que enrojecieron las palmas de los asistentes, constituyeron un torbellino de emociones cuando finalizó el canto de todos, con el Himno 750.

Una gran noche para la historia de esta entrañable Tolosa, que se crece ante las dificultades.

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